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martes, 29 de marzo de 2011

LA COMPLACENCIA...

3. ¿Qué quiso decir Kant cuando afirmó: "La complacencia que determina los juicios del gusto es ajena a todo interés. Llamamos interés a la complacencia que lleva aparejada para nosotros la representación de la existencia de un objeto"? A partir de la lectura de los documentos complementarios y la guía didáctica.

Para el autor, la inclinación a lo agradable llamase necesidad que, al igual que en lo tocante a lo bueno, el deseo o la estimación, ésta mediante una ley de la razón, impone imperativamente su objeto. Sólo en el juicio de gusto el objeto está indeterminado, pero, por así decirlo, es determinante.
Es entonces claro que para Kant, la complacencia no es sin objeto. Y es así como define lo bello: "Gusto es la facultad de juzgar un objeto o una representación mediante una satisfacción o un descontento, sin interés alguno. El objeto de semejante satisfacción llamase bello."
La satisfacción propia de lo estético aparece con la indeterminación del objeto de la satisfacción, lo bello. Debe en este punto señalarse una de las principales características de la definición kantiana de lo bello, que es decisiva para su comprensión. Es característica de ello no sólo la representación del objeto, sino también, en el interior de la representación, el enlace del sujeto con la existencia del objeto. Pero llamamos bello, "a lo que sólo place"; es así como la expresión "adecuación a un fin sin fin", finalidad sin fin, como se la traduce habitualmente, correlativa de la complacencia sin interés, que viene a constituir su polo objetivo. Lo bello no es simplemente sin finalidad, es la indeterminación de su finalidad: "La finalidad puede, pues, ser [sin] fin, en cuanto nosotros no ponemos las causas de esta forma en una voluntad, sin poder, sin embargo, hacernos concebible la explicación de su posibilidad más que deduciéndola de una voluntad".
La verdadera sublimación del objeto es lo que garantiza el máximo de satisfacción para un mayor número de personas. La insistencia de Kant en la obtención de un principio a priori para el juicio de gusto cobra así un valor moral inesperado. Es necesario añadir en relación a lo expuesto que la conciencia de la ausencia de interés en el que experimenta la satisfacción en lo bello sólo puede ser fundamentada no en el propio sujeto sino en la suposición de esa satisfacción en los demás. La universalidad de la satisfacción asegura así la "realidad" de la satisfacción, o, si se prefiere, esa satisfacción es satisfacción si, y sólo si, no puede determinarse de ella otra cosa que su universalidad.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

• http://www.filosofia.tk/soloapuntes/tercero/est/t4est.htm

• http://www.bdigital.unal.edu.co/1346/7/06CAPI05

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