Buscar este blog

sábado, 16 de abril de 2011

Una manera de leer las experiencias actuales de la muerte del arte:

La obra de arte como puesta por obra de la verdad.

Haciendo una reflexión desde Vattimo, entender la obra de arte en términos de puesta por obra de la verdad conlleva a desplazar el horizonte de comprensión del arte desde el ámbito de la estética hacia la reactualización de su raigambre filosófica. En efecto, la obra de arte como puesta por obra de la verdad conlleva dos rasgos: “es “exposición” (Aufstellung) de un mundo y “producción” (Herstellung) de la tierra”.
Que la obra de arte sea exposición de un mundo significa que ella da cuenta de unas circunstancias espaciotemporales concretas de un grupo humano, fundamenta y constituye las líneas de un mundo históricamente dado. No en vano, “la obra entendida como puesta por obra de la verdad (en su aspecto de exposición de un mundo) es el lugar de exhibición e intensificación del hecho de pertenecer al grupo. Esta función (que propongo considerar esencial en el concepto heideggeriano de exposición de un mundo) puede no ser solamente propia de la obra de arte como gran logro individual. En realidad es una función que se mantiene y se cumple aún más plenamente en la situación en que desaparecen las obras individuales con su aureola a favor de un ámbito de productos relativamente sustituibles, pero de valencia análoga”.
El profesor Javier Domínguez trae un ejemplo bastante ilustrativo de lo que implica la expresión exposición de mundo en estos términos: “El templo, cuya arquitectura no imita nada, abre mundo, abre el ámbito esencial donde se entrecruzan el nacimiento y la muerte, lo funesto y lo propicio, la victoria y el oprobio, lo perenne y lo caduco; es decir, abre el mundo de una existencia y un destino históricos, en este caso el de una comunidad griega: la existencia de la obra ‘templo’, la representación de la obra ‘tragedia’, recalca Heidegger, ‘le da a las cosas su rostro y a los hombres la visión de sí mismos’”. En este sentido el concepto de mundo nos ayuda a comprender de otro modo el fenómeno contemporáneo de la estetización de la existencia.
Por el contrario la obra de arte entendida como producción de la tierra se refiere a su carácter material. Se trata de una materialidad que no es sólo física ni utilitaria considerando que cuando, por ejemplo, construimos un utensilio estamos silenciando abruptamente la tierra, sometemos el material a nuestra voluntad y por consiguiente agotamos dicha tierra. Por la vía de este rasgo la obra de arte se torna inagotable interpretativamente; así el escultor se sirve de la piedra sin necesariamente violentar la fuerza ocultadora de la piedra, lo mismo podemos decir respecto al pintor frente al colorante, y del poeta frente a la palabra: ellos permiten que el material se haga en su ocultamiento. Dicho de otra manera, el artista, a diferencia del hombre pragmático, se preocupa por desvelar la esencia de la tierra no como algo plenamente definido; su fin es hallar el verdadero telón de la tierra, es decir, la resistencia de la tierra sin más. Me parece pertinente el siguiente ejemplo para aclarar este carácter material de la obra de arte.

Bibliografía

DOMÍNGUEZ, Javier. Cultura del juicio y experiencia del arte. Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, 2003.

1 comentario:

  1. Yorleida:

    Comparto la expresión "La estetización de la existencia" porque refleja la necesidad del hombre contemporaneo de rodearse de belleza y enaltecer el espiritu.

    El video aunque en portuges, es claramente entendible.

    Éxitos!

    Angélica

    ResponderEliminar